"más allá de la apariencia
hay una esencia"
Francisco Fernández de la Lama
Profesor del Colegio Montessori de Salamanca.
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En primer lugar algunas pinceladas de un paisaje que resultará conocido:
Piercing Pantalones caídos Concentraciones antisistemaen reuniones G7, FMI, OMC
Tribus urbanas Marihuana Graffiti
Rap Camisetas del Che Movimientos antiglobalización
Espiritualidad oriental New age Pensamiento débil
Feminismo de género Revolución sexual Matrix
Teatro transgresor Multiculturalismo Literatura esotérica
Botellón-desfase-locura Exposiciones fotográficas blasfemas Nocturnidad
Naturalmente, un adolescente gustoso de la estética hip-hop o una joven fan de Lady Gagá, creerán haber encontrado su ser más auténtico emergiendo por las fracturas de lo convencional, y de esa manera podrán no solo afirmar su identidad individual, sino también sentirse miembros de su generación frente a la generación de adultos que les precede.
Sin embargo, las ideas sobre las que se sustentan las conductas contraculturales no son una originalidad creativa de los adolescentes de hoy, sino que tiene orígenes intelectuales ya multiseculares, tan sumamente exitosos e influyentes que no nos damos cuenta de que nos afectan.
ROUSSEAU
Su doctrina política está en el origen del anarquismo, marxismo y en general del totalitarismo moderno. Además, frente al sentir común de sus coetáneos ilustrados, acusa a la cultura de ofrecer una coartada a la pérdida de libertad e igualdad naturales. Todas las manifestaciones culturales tienen como finalidad asegurar el dominio de los poderosos y hacer soportable a los débiles su situación de opresión. Este es el papel de las ciencias y las artes, pero de modo particularmente significado llevan a cabo esta función la Religión, la Moral y el Derecho.
Es Rousseau quien levanta la sospecha sobre la Razón.
FREUD
Declara a la Razón como el Gran Enemigo, la cultura nos ha hecho progresar pero somete el libre flujo de nuestras pulsiones instintivas de placer y poder, algo que se encuentra en la raíz de todas las neurosis y en nuestra incapacidad para ser felices. La cultura dominante reprime los instintos o en el mejor de los casos los sublima, es decir, ofrece una alternativa socialmente aceptable. El impulso sexual se puede sublimar, por ejemplo, transformándose en voraz apetito de placeres sucedáneos, como los derivados del consumo
ESCUELA DE FRANKFURT
Este grupo de autores alemanes consigue echar raíces en universidades norteamericanas (California y Nueva York) después de su salida de Alemania a causa del ascenso del Nacional-Socialismo.
Llevan a cabo una síntesis superadora de Marx y Freud:
-Sigue siendo necesaria una revolución liberadora.
-Se promete un nuevo mundo y un nuevo hombre.
-La clase burguesa sigue siendo el enemigo, pero es necesario destruir su gran arma: el entramado cultural opresor que ha sido capaz de generar.
-En consecuencia, la liberación debe empezar por la mente.
Desde su perspectiva, el Nazismo no se ha dado en Alemania por casualidad; en efecto, Alemania era en 1933 el país más avanzado del mundo, su universidad era puntera, su clase media era extensa y culta…y sin embargo el Nazismo creó una psicosis colectiva como no se había conocido nunca, es la prueba más clara de las consecuencias finales del refinamiento de la cultura, el nazismo es la culminación de la civilización occidental.
En consecuencia, lograr que nunca más se vuelva a repetir el Nacional-Socialismo pasa por bloquear el entramado cultural de occidente, que ha sido capaz de un último gran producto de opresión: la sociedad de consumo.
AÑOS 60
Será necesario llegar a los años 60 para que estas ideas alcancen amplia difusión. Es necesaria una etapa de crecimiento económico sostenido y acelerado y una generación de jóvenes que no han conocido los padecimientos de la guerra.
En este contexto aparecen nuevos protagonistas:
1.- Guy Debord: El capitalismo ha convertido la vida en espectáculo, un sistema de símbolos y representaciones con lógica interna. Este sistema-espectáculo transforma al individuo en conformista, masa, borrego sujeto a la manipulación de empresarios y publicistas. La producción en cadena tiene que crear un sistema de necesidades homogéneas, para lo que se requiere un consumidor conformista.
2.- Roszack: En los procesos revolucionarios, el obrero es un aliado poco fiable de los estudiantes, el capitalismo le satisface demasiado, ha perdido su brío revolucionario. El consumo es la droga que mantiene adormecida a la clase obrera, desempeña el papel de la religión en Marx y del soma en Huxley.
3.- Baudrillard: la sociedad de consumo ha logrado la total domesticación de las masas, algo necesario por que la economía de mercado se basa en un sistema de representación y conformismo.
4.- Herbert Marcuse: el más joven representante de la escuela de Frankfurt.
Nos han engañado con la idea de progreso. Nos prometieron la libertad y seguimos encadenados al trabajo. Las normas tuvieron sentido mientras la humanidad veía comprometida su subsistencia, pero hoy día la automatización tiene que poder permitirnos ser libres para reír, jugar, amar y crear. Es necesario liberar la mente de las estructuras culturales opresoras del sistema, de ese modo las pulsiones sexuales fluirán con naturalidad sin neurotizar la personalidad;
Es necesaria una revolución sexual, liberar al sexo del compromiso, ya que éste es un producto cultural opresor, y es necesaria la liberación del dominio psicológico, las drogas (marihuana, LSD y opiáceos) resultan para ello muy eficaces, por ello el sistema las prohíbe y a cambio sólo ofrece consumismo.
SIN EMBARGO…
La rebeldía no supone ningún peligro para el sistema por que es EL SISTEMA.
En el último cuarto del siglo XIX, Thorstein Veblen en Teoría de la clase ociosa ya señala que los bienes de consumo se valoran en no pequeña medida por sus propiedades distintiva, es decir su capacidad de generar distinción en quien los posee. Por ello, al divulgarse la idea de sociedad de masas ¿quién querrá ser miembro? Nadie deseará pasar por conformista, ni por peón ni por pieza del engranaje.
Es este el motivo por el que todas las modas tienen un elemento de distinción que atrae imitadores. La liberación de la conciencia y el atreverse a ser distinto potencia el consumo diferenciador, por lo que, paradójicamente, la contracultura ha contribuido extraordinariamente a crear una fijación por la apariencia y en consecuencia un estímulo creciente del consumismo. Nada hay más cool que ser rebelde apartándose de la masa, y es que el consumismo se basa en la idea de que los bienes materiales expresan y definen nuestra identidad individual.
El denostado hombre del traje gris, oscuro oficinista de los años 50, paradigma de existencia plana y acrítica, era sin embargo muy poco consumista, no era nada cool. Sin embargo nadie querrá ser como él, por que al fin y al cabo “yo no soy un carca ni un pringao (sic). Yo soy auténtico.”
La rebeldía contracultural ha calado tan fuerte que no somos conscientes de ella. Afecta a los jóvenes como signo de su generación y de su tiempo; afecta a los adultos que quieren ser como jóvenes. Afecta a quienes desean mostrar que tienen valores, y afecta a quienes demuestran que no se conforman con las cosas tal cual son.
Quizá estamos olvidando que uno de los grandes argumentos de la cultura occidental consiste en recordarnos que más allá de la apariencia hay una esencia, que el mérito no exige reconocimiento, que el crecimiento en el Ser no requiere exhibición, que lo bello y lo bueno suele presentar una apariencia banal.
Y como diría un moderno maestro de humanidad, la juventud no es el paso de pocos años, sino descubrir lo permanente en la propia vida, por ahí no pasan los años. Pero eso es otra historia…