UNA REUNION DE AMIGOS

SOMOS UN GRUPO DE AMIGOS Y CONOCIDOS QUE COMPARTIMOS UNA ILUSION EN COMUN, "ANSIAS DE SABER".



NOS REUNIMOS UNA VEZ AL MES EN UNA CENA COLOQUIO DONDE LOS DISTINTOS CONFERENCIANTES

NOS HACEN DISFRUTAR JUNTO A SUS CONOCIMIENTOS. ES EN ESTOS PEQUEÑOS RECINTOS DE CULTURA

DONDE EXISTE UN PUNTO DE CONEXION
ENTRE LA UNIVERSIDAD Y LA SOCIEDAD DE SALAMANCA.

ESPERAMOS QUE ESTA LECTURA COMPARTIDA TE HAGA "REFLEXIONAR Y PENSAR"








LA ESTATUARIA AL URBANISMO EN SALAMANCA

"los políticos deben dejar a los técnicos enjuiciar si una obra es merecedora de estar
en nuestras calles"



Rafael Cid Tapia
Critico de Arte y ex-Miembro de la Comisión Técnico Artística de Salamanca
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Rafael Cid Tapia es un artista autodidacta adscrito al “diletantismo” que ha mostrado vocación por la arquitectura, la construcción, el interiorismo y últimamente por la ilustración. Fue concejal salmantino y miembro de la Comisión Técnica Artística Municipal de Salamanca. Desarrolla una importante labor como crítico de arte y ha sido comisario y organizador de exposiciones colectivas, además es asesor y selector de la Feria de Castilla y León (Arcale) y miembro de innumerables jurados de premios pictóricos.
Recientemente ha expuesto parte de su obra como artista, bajo el título de "Hollados", una muestra de collages sobre rincones de la capital del Tormes, que reflejan sus recuerdos callejeros, elaborados sin estar presente. Espacios de la ciudad de Salamanca de tal forma expresados que revelan su vocación urbanística, aquí cargada de afectividad.

(extraido de mitertulia.com)
Comenzó su intervención diciendo que deben de ser los técnicos los que deben elegir el lugar, el entorno más adecuado para cada escultura, pues si importante es la escultura en sí, también lo es el entorno urbanístico. Empleo el término estatuaria (ya en bastante desuso) Hoy se habla de escultura en globalidad, para designar esa forma de hacer del siglo XIX especialmente en cuanto que la motivación de homenajes y gestas llevara a las ciudades la figura antropomórfica y zoomórfica, hombres y caballos especialmente, realizadas a menudo por unos escultores magníficos de educación académica. Pasan al imaginero urbano aquellos grupos estatuarios potentes, de noble material y elevados sobre historiadas peanas para centralizar plazas y parques, y desde luego con absoluta vocación de posteridad.

Dos elementos de carácter arqueológico como animales especial veneración por estas tierras castellanas; toro y cerdo (en algún caso jabalí) serán nuestras primeras piedras-estatua esculpidas en ese indeterminado "verraco". La columna, rollo, obelisco historiado pasada a la plaza del mismo nombre (del Rollo) es otro elemento que en la ciudad de Salamanca encierra ese porte conmemorativo y sillar recuperado. De entre las esculturas de toros verracos, o lo que cada una sea, la del "toro de la puente" es tal vez la más famosa de las que hay en toda nuestra provincia y tal vez de toda Castilla. Fama que le viene por ser protagonista de uno de los pasajes de la novela de picaresca más famosa: "El Lazarillo de Tormes". Esta escultura, durante algún tiempo perdida entre las aguas del Tormes, luego ocupando el centro del Puente Romano... y ahora, restaurada, instalada en una plataforma junto al puente romano sobre el río Tormes, es un gran verraco con trazas de toro, fragmentado y sin cabeza, es célebre, como decíamos, por ser protagonista del episodio recogido en el capítulo primero del 'Lazarillo de Tormes', donde el aprendiz de pícaro Lázaro relata en primera persona la pesada broma que le gasta el ciego al que sirve como lazarillo, a costa de su juvenil inocencia.

Las primeras estatuas urbanas, para sus respectivos entornos históricos, se realizarán a finales del XIX y nos traerá la figura de Fray Luis de León al Patio de Escuelas de la mano de Nicasio Sevilla. Escultura clásica de gran nivel, ya no saldrá nunca de ese entorno clave. Sólo algún arquitecto tuvo la intención de retrasarla un poco por aquello de la foto de la "la Fachada" universal. En 1855 tras unos años perdidos debido a la destrucción del Convento de San Agustín, se encontraron los restos de Fray Luis de León, el enterramiento de estos restos fue un acto solemne. Pero el pueblo consideraba que no era suficiente y que era necesario erigir un monumento al escritor. Esto motivó que en 1858 se aprobará una suscripción nacional para recaudar los fondos necesarios y que la Real Academia de San Fernando convocara el concurso para erigir la estatua. El ganador fue Nicasio Sevilla Sánchez, quien realizo la obra en Roma, como indica la inscripción que hay en la derecha de la estatua. La estatua se inauguró el 25 de abril de 1869 en el Patio de Escuelas. La estatua está hecha de bronce con un peso de 1.350 kilos, muestra a Fray Luis de León pronunciando su celebre frase Decíamos ayer. En otro texto se dice que "...En 1867, Nicasio Sevilla marchó a Roma con intención de ultimar los estudios de modelado de la pieza. Hecha inicialmente en yeso en el mismo tamaño que la escultura final, su fundición en bronce fue realizada finalmente en Madrid al año siguiente. En abril de 1869 se inauguró la obra, la escultura monumental urbana más antigua de Salamanca, que, promovida por los liberales y costeada por suscripción nacional, por ejemplo el Ayuntamiento de Madrid colaboró con 6.000 reales, quedó instalada en el Patio de Escuelas, frente a la fachada plateresca de la Universidad, donde el fraile agustino profesara" (Inventario artístico de bienes muebles de la Universidad de Salamanca. Escrito por José Ramón NietoGonzález, Eduardo Azofra Agustín)

Principios del XX nos trae el bronce del zamorano Eduardo Barrón dedicado al descubridor de descubridores; Cristóbal Colón, sobre una peana con bajorrelieves a gusto de la época para centrar una plaza ajardinada (Unos tejos muy crecidos impiden hoy. incomprensiblemente, su contemplación).Juan Cristóbal González Quesada, conocido artísticamente como Juan Cristóbal, fue un escultor español nacido en Ohanes (provincia de Almería, Andalucía) en 1897 y fallecido en Cadalso de los Vidrios (provincia de Madrid) el 19 de septiembre de 1961. En Salamanca gozamos de dos obras suyas: El monumento a Francisco Maldonado, 1921, que en principio se colocó en la Plaza de los Bandos, y luego en la glorieta de El Rollo, resulta interesante por ese rostro arquetipo del XVI, pues parece que su modelo fue algún paisano que tenía al lado, recurso de cuando no existe iconografía del personaje a representar. Y el monumento a Gabriel y Galán, 1925. Tres figuras de mármol blanco, instaladas en un principio en el Campo de San Francisco y posteriormente trasladadas a la Plaza de Gabriel y Galán, (Avenida de Mirat) En esta última ubicación no tiene este grupo escultórico la prestancia originaria que le contenía en el Parque una portada frontón surgida como complemento.

Aniceto Marinas (Segovia, 1866 — Madrid, 1953).De familia humilde, logra una pensión de la Diputación de Segovia para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1884. En 1888 es pensionado nuevamente para proseguir sus estudios en la Academia en Roma, donde permanece hasta 1893.De regreso en España ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y obtiene la cátedra en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. En Salamanca nos ha dejado el monumento al Padre Cámara. La estatua muestra al obispo en la postura que solía utilizar cuando hablaba, pero sobre todo destaca el pedestal con relieves en bronce que representan a la iglesia de San Juan de Sahagún y la Basílica de Santa Teresa de Alba de Tormes, hechas edificar por el Padre Cámara.La ubicación original de la estatua era en la Plaza de Anaya, frente la Iglesia de San Sebastián, pero en 1974 fue trasladada, para mal, a su actual ubicación en la Plaza Juan XXIII. El creador del pedestal fue el arquitecto Enrique María Repulles.

Ya es de mi época y recuerdo cuando se instala el atrio granítico entre el de los Dominicos y una fábrica de cervezas que miraba a San Pablo. Centrado en él, sobre plinto bloque moderno y sin concesiones, la figura broncínea del filósofo Padre Vitoria parece pasear desde San Esteban. Esa, su factura artística más que notable, cabe apuntársela a Francisco Toledo. Y también al Alcalde Beltrán de Heredia, por cierto, el entorno, personalmente para mí, más hermoso de esta ciudad (Todo lo que rodea a la iglesia de San Esteban).

Precisamente en la dictadura de posguerra, un salmantino-zamorano Núñez Solé, será el escultor que llevará a efecto los encargos al dictado del régimen para la ciudad. Emblemático a tope el monumento a la Unificación, será en democracia una pieza de entrada problemática a laminar por alguna corporación. Se salvará trasladada desde la Plaza de San Julián al Paseo de las Salesas, suprimiendo, por lógica, algún símbolo de su connotación política. Otros bajorrelieves dentro de ese mismo concepto heroico; homenaje al trabajo y a la cultura, nos muestran la misma faceta de este autor bajo las porticadas de la Plaza de la Constitución. Otros frentes-murales en edificios bancarios nos marcan su diseño volumétrico de aquellos años. Posteriormente el encuentro con el plomo (mural de la Facultad de Químicas) y su libertad creativa hará de él esa figura, desaparecida joven, un escultor sólido de referencia nacional.

Es sin duda Agustín Casillas el escultor de la modernidad que mejor y más entrañablemente ha conseguido representar tipos y hechos de nuestra cultura rural. Retrata actitudes y gestos en cemento y terracota, de tamborileros o señores al solano que hacen de él ese documentador especial e informador antropológico. Muchas son las obras de Agustín Casillas que podemos disfrutar por las calles salmantinas: "Niño del avión" en el Paseo de Carmelitas, el famoso tamborilero salmantino "Medes" en el barrio de Pizarrales, Lazarillo de Tormes y el Ciego 1974-Grupo Escultórico en Bronce situado en la Ribera del Puente. La Cabeza de Torres Villarroel 1993-Cabeza en Bronce para La Cueva de Salamanca. Medallón dedicado a Cervantes 1973-Talla realizada en piedra para la Plaza Mayor de Salamanca. Sembrador 1979-Gran escultura en hormigón para el Complejo M.A.S (Santa Marta). De esta escultura, que ya no está en este desaparecido complejo, se dijo que no se sabe dónde puede estar. La Celestina y figuras del Parque de la Alamedilla, entre otras, forman el acerbo artístico de este escultor charro, que en un momento concreto se fía de tanta foto y sin entender por qué dedica a Rafael Farina un penoso monumento para lucir junto al Palacio de Congresos.

No hay ninguna duda de que es nuestro Venancio Blanco, el escultor de más eco nacional, especialmente en los temas que le son propios: el religioso y especialmente el taurino. Esa impronta de huecos, placas, curvas y soldadura, hacen de él un revolucionario del hacer figurativo inmerso en la línea del italiano Marini. Algún escalón baja el nivel de su hacer cuando "se levanta" abstracto. Venancio Blanco nace en Matilla de los Caños del Río, provincia de Salamanca, en 1923. Como muchos de sus contemporáneos acaba desarrollando su temprana vocación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, después de haber realizado estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Salamanca. En 1969 gana por oposición la plaza de profesor de Modelado en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. El homenaje a Gombau de la Plaza de San Julián connota cierta decoración al lado de su magnífico Vaquero Charro de la Plaza de España, y en esa línea de calidad están el San Francisco (En el Campo de San Francisco) o unos hermosos charros desaparecidos, ubicados en su día ante el complejo hoteleros de Las Torres.

Un Mateo Hernández moderno, un tallista cantero rotundo del material pétreo más duro, es el escultor Severiano Grande. Artesano en principio y ayudante de Marcel Martí en Barcelona. Años después, en la localidad salmantina de Mozárbez, hará ya su obra. Enamorado de la piedra (más del rollo silíceo) mirarla y extraerle rostros y apariencia con pequeños toques de talla es un secreto sólo a su alcance. Nos dejará un monumento a Góngora en la calle Juan de la Fuente en el que, seguramente, no es su material, y otro verdaderamente monumental dedicado a San Juan Bosco, al final de la avenida de Villamayor, que está en la línea y, no menos empaque, que alguno de los obeliscos citados de Paris o Buenos Aires. Seguramente debió de prescindir de alguna iconografía del santo, concretarla en la parte baja de aquella forma piramidal.

Fernando Mayoral Dorado.- Valencia de Alcántara (Cáceres).- Se inició en las escuelas de Artes y Oficios y San Eloy Salamanca); concluyó sus estudios en la Escuela de San Fernando (Madrid) y los amplió en Italia (1957). Ejerce la docencia en el Instituto «Torres Villarroel» y en la Facultad de Bellas Artes de Salamanca. Ha realizado numerosas exposiciones particulares y colectivas. Escultor clasicista al que se puede encargar cualquier encargo de figuración realista que nunca te falla. Es pintor e imaginero. En Las calles de Salamanca podemos contemplar obras suyas como: Monumento a San Juan de la Cruz, 1992. Esta escultura merece estar en un lugar más visible, actualmente se encuentra enfrente de la Sala de Exposiciones de Santo Domingo, cerca del Hotel San Polo, algo arrinconada. Tal vez el lugar idóneo para esta escultura fuera el de la Isla de la Rúa, donde ahora se encuentra el monumento a Salinas de Hipólito Pérez Calvo de quien hablaremos a continuación, el cual está ahí por alguna circunstancia poco clara, ya que la calidad entre ambas obras se decanta muy claramente hacia la realizada por Fernando Mayoral; Monumento a Gonzalo Torrente Ballester, 2000. situada en el café Novelty sentada junto a una mesa en actitud de tertuliano; Monumento a Germán Sánchez Ruipérez, 2001, Plaza de la Fuente; Monumento a Filiberto Villalobos, 2005;Monumento a Alberto Churriguera y al Conde Francos, 2005, Plaza del Poeta Iglesias; Monumento a Pepe Ledesma, 2006. Situada en un bonito rincón al pie de la muralla (lugar que en alguna ocasión se le ha denominada "Rincón de Rafa" en alusión a nuestro invitado de hoy); Medallón de Lord Wellington, 1980, Plaza Mayor; Medallón de Alberto de Churriguera, 1993, Plaza Mayor; Medallón del Rey Carlos II, 1999, Plaza Mayor; Medallón de Tomás Bretón, 2001, Plaza Mayor; María Auxiliadora, 1994, fachada del Santuario de María Auxiliadora.

Ángel Mateos Bernal es un escultor significado por su empeño de crear una escultura exclusivamente en hormigón. Nació Villavieja de Yeltes (Salamanca) en 1931 en el seno de una familia de canteros y constructores, oficio en el que se inició desde muy joven, y que le procuró bastantes conocimientos y técnicas que luego ha aplicado a su propia obra creativa hasta el punto de identificarla con uno de esos materiales: el hormigón. Cursó estudios de Bellas Artes en Sevilla y en Madrid, pero pronto se radicó en Vitigudino (Salamanca), donde instaló un pequeño taller a partir del cual, en 1963, abrió una intensa carrera artística que le mereció numerosos premios en concursos nacionales de escultura.Fue la década de los ochenta la que corresponde al momento de su plena madurez creativa, desde la convicción de que sólo con la libertad como persona se puede alcanzar la artística, razón por la cual abandonó sus frecuencias estancias en Madrid para instalarse en la ciudad de Salamanca.Dedicó los años noventa a su material preferido: el hormigón, del cual dejó obras como la que en 1994 realizó en su pueblo, Villavieja de Yeltes, denominada "Obelisco" y que pasa por ser una de sus piezas predilectas. Ángel Mateos es el escultor más absolutamente abstracto cuando cuaja su hacer de hormigón, santo y seña para su reconocimiento nacional engañosamente chididiano. Es Mateos más constructivo, más arquitecto, más matemático y riguroso, y es Eduardo Chillida más orgánico, más esteticista en sus planteamientos monumentales. Hemos diseñado urbanismo para sus criaturas encofradas, inmensas algunas, como el dolmen de la Autopista del Mediterráneo, o la más reciente: "Inversión VIII" firmada en 1999 con motivo del IV Centenario de la Ciudad de Valladolid. Esta obra es la más importante hasta la fecha, tanto por dimensiones como por dificultad desde el punto de vista técnico. (Ver foto a punto de rellenado). Su escasa representación en la ciudad de Salamanca (mejor representado en al provincia) se reduce al regalo: "Desplazamiento" en chapa, que el artista hará al Barrio de San Bernardo para iniciar un ambicioso proyecto de escultura en la calle. De su dimensión de artista y con gran repercusión en el mundo del arte, será la muestra 1984 de "Esculturas sobre el Tormes". Formas del hormigón convertidas en calientes cajas iceberg destinadas a flotar sin escaparse y a duplicarse en espejo sobre las tranquilas aguas. Todo un espectáculo de la instalación y lo efímero interviniendo sobre la panorámica tradicional de la ciudad.

Son los anteriores quienes han hecho historia sin olvidar a Juan Francisco Pro, el escultor de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) o a Salud Parada Morollón que con monumentos al escudo salmantino ante el Parador de Turismo y su homenaje al campo, lidero al Paseo de Canalejas, respectivamente, dejarán ambos muestra de su eficacia y gusto. Ese que igualmente posee la figura de Juan Pérez de "La Familia" (en cemento) un día en la Plaza de España recalará ahora en bronce junto a la entrada de la Vaguada de la palma. No es mala la talla dedicada a Tirso de Molina por E. Orejudo si la hubiéramos visto algún día sin pintadas en su granito sobre cara y busto. Es muy interesante, menos su Santa Teresa ubicada en al Plaza del mismo nombre, el planteamiento ante la Plaza de toros del homenaje al diestro portugués Falcón, encaje inteligente de bronce y roca.

Escultores de menor talla, aquí menor entidad, son Narcisa Vicente en su monumento al torero Santiago Martín "El Viti" ante la Plaza de Toros /reconducido en fundición) o el monumento a Carmen Martín Gaite en la Plaza de los Bandos. Monumento que se salva por el parecido, si a caso, de la escritora salmantina. Es digno su "Homenaje a la aviación".

Hipólito Pérez Calvo, nace en Bercianos de Vidriales, provincia de Zamora, el 17 de agosto de 1936.De amplia trayectoria académica, Hipólito Pérez se inicia en la Escuela Elemental de Trabajo de Artes y Oficios zamorana, de donde, en 1952, se traslada a Madrid para ingresar en la Escuela de Artes y Oficios. Ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde estudió con los profesores Enrique Pérez Comendador, Luis Marco Pérez y Juan Adsuara. No es buena la escultura del "Maestro Salinas" ubicada en la Isla de la Rúa, en el centro de la parte antigua de la ciudad, un lugar privilegiado, merecedor, tal vez, de una mejor obra. Mejor es su "Mujer desnuda" situado a la calle pozo Hilera.

No se salva ninguna de las piezas de Valeriano Hernández, esculturas de aficionado como mucho. No nos pueden representar, en una ciudad que presume de esteta histórica, piezas escultóricas con las del Patrón de la misma; San Juan de Sahagún, un fracaso artístico formal, situada en la Plaza del mismo nombre. Tiene otra, ubicada en la Plaza de San Cristóbal, en la misma línea de mediocridad. Y no queremos seguir, con el propio planteamiento general del monumento ubicado junto al cementerio, dedicado la Padre Champagnat, montado todo como escenario de opereta a fin de poder con aquel espacio.

Pasemos a repasar la obra urbana de los escultores-figura de fuera. Tuvo la suerte D. Miguel de Unamuno de encontrarse con Pablo Serrano en el momento en que el magno escultor aragonés estaba trabajando a fondo los retratos "rocosos". Un magnífico trabajo planteado como mascarón de proa, que adelanta su mentón a los vientos, será instalado sobre peana convencional, cuando nuestro emblemático arquitecto Fernández Alba había diseñado para el pensador universal el "estrado nave", adecuado, ante el Torreón de la Úrsulas. Posteriormente, tendrá este escultor el encargo de erigir ese homenaje que pedía la figura de Nebrija en Salamanca. La escultura del personaje, apostado en un banco corrido, no era la más propia para los 360º de un centro de la Puerta de Zamora. Abogamos por su traslado a algún espacio de más disfrute peatonal y con algún tipo de fondo de acompañamiento. Hoy luce junto a la Facultad de Ciencias en terrenos de La Merced.

No tuvo suerte el escultor vanguardista español, todavía entre nosotros, Martín Chirino, en la ciudad de Salamanca. Colocada una anaranjada pieza personal, de la serie de "Mediterráneas" en la Plaza de la Estación de trenes, en una remodelación puntual urbanística, la escultura se irá sobre el agua de aquel estanque, se fue degradando como consecuencia del abandono general del espacio. Será aquel valioso objeto artístico, restaurado un día, pero, ante la miopía de los gestores de la cosa pública, usurpada a continuación para Valladolid, que ya la luce en su estación, también de ferrocarril. Entendiendo que pudiera no compartirse mi planteamiento de encajarla en la zona histórica de la ciudad; en la Isla de la Rúa, junto a la Casa de las Conchas y la Clerecía, la veía allí como personalización de una modernidad en fórmulas de contraste "decorativo", forma y color, cantado en aquel objeto patrimonial y estética vanguardista.

Un destino igualmente incierto aguarda a la escultura, que dedicada a "La Constitución" en Salamanca veníamos disfrutando, ubicada en su Plaza de la Gran Vía. Fuimos jurado del concurso municipal convocado para su erección. El escultor zamorano José Luis Coomonte, con aquel planteamiento de obelisco-pirámides, sería el unánime ganador por aquella formulación abstracto-simbólica. Mucha de la ciudadanía no entendió la obra instalada en aquella caja de cuatro lados arquitectónicos para los que precisamente fue pensada por este escultor de rango nacional. Ahora unos arquitectos, en la nueva ordenación de la zona, parece que pretenden sacarla de la misma, algo incomprensible en cualquier caso.

Con parecida suerte recala en Salamanca el gran escultor vasco Agustín Ibarrola y su "Bosque de olmos secos", en su día muertos en las calles de la ciudad. Un conjunto, trabajado, decorado, lúdico, hermoso, colorista, en colaboración con la Facultad de Bellas Artes, surgirá a la vera del Puente Romano. Parece ser que se entendió aquella instalación artística allí planteada, siendo obligada a retrasarse su ubicación sobre un ajardinamiento. Aquel tótem arbóreo está en su conjunto abandonado. Como si de un hecho de carácter efímero se tratara nadie se ha ocupado de restaurarlo o repintarlo. Días atrás, personalmente con un dedo ha echado abajo uno de los árboles (hendido y encalados) hacer personalizado de Ibarrola. Derribo triste y reivindicador con testigo y documento.

Hablando de lo efímero, se sale quizá del planteamiento general, es de destacar en su momento, la intervención en el río Tormes, por parte del escultor Ángel Mateos, con las sorprendentes, flotantes constructivistas piezas en sus aguas ubicadas, de las que ya hemos hablado. Hecho nacional de relevancia artística.

Para finalizar unas cosas a modo de conclusión:

El nuevo Modo, más bien moda, de colocar a nivel de pavimento esas esculturas realistas dedicadas en las ciudades a los diferentes conocidos personajes de la cultura o el conocimiento en cualquiera de sus apartados, a fin de compadrearlos con el paisano o el turista, tendrá, o conlleva, unas consecuencias. Sin base alguna, aquella pieza generalmente de bronce, no cuenta ahora, con un lugar adecuado donde ubicar la firma y la fecha de su autoría.

Parece no importar la misma, pues todo ha sido enfocado allí a la táctil representación y al fiel parecido del esculpido, talado o modelado personaje, pero abaratado o ninguneado definitivamente como arte. En Salamanca la figura del poeta José Ledesma reposando sobre bancada al final de la calle San Pablo, en el conocido "Rincón de Rafa" (en alusión a nuestro invitado de hoy) es la muestra más cercana (no la única).

Actitudes rechazables de las corporaciones municipales son igualmente todos aquellos comportamientos personalistas de alcaldes y políticos de ayuntamiento que además vendrán involucrando a gestores y técnicos. No puede ser de recibo que ese aficionado, en este caso en el terreno de la escultura, consigue llevar a las calles de su localidad su trabajo de más o menos envergadura, incluso entidad, sólo por el hecho de ser ofertada como regalo al patrimonio público.

Nunca hubiera pasado a la ciudad, en el Barrio de Pizarrales, un bodrio como ese cabezón "Monumento al obrero" regalado a Salamanca (envenenado regalo, a mi saber y entender) si con unos criterios de rigor elemental, aquel engendro hubiera pasado por una comisión informada, consultiva o decisoria, que operase desde fuera o dentro de su Ayuntamiento. Por otra parte, tampoco parece muy lógico, que sólo el arquitecto se considere, como viene sucediendo en estos temas de connotaciones urbanísticas, como el factótum del entender plástico. Su titulación, en principio, sólo comporta cierto gusto, que debería ser complementado, en este caso, por el saber y la sensibilidad de críticos de arte, artistas maduros, galeristas quizá, y desde luego ambientalistas.

Como auténtico patrimonio de los ciudadanos vecinos debe ser contemplado el hacer escultórico de ciudades y pueblos. Debe ser registrado como tal y puntualmente cada obra, y finalmente deberá quedar constancia de los responsables de su custodia y cuidado, así como de quienes los propusieron y los eligieron.